viernes, 26 de febrero de 2010

Avatar en V.O.

El lunes estuve viendo Avatar por cuarta vez (y última en cines). La vi en los Yelmo Ideal de Madrid, ya que la tenían en exclusiva en V.O. subtitulada y, como había hecho en los pases anteriores, estaba interesado en diferentes aspectos técnicos para visionarla así.

Para empezar, diré que resiste perfectamente el cuarto visionado, si bien pienso que la pantalla de la sala es demasiado pequeña para causar la sensación necesaria en el espectador y ello conlleva una ligera distracción de la película, cosa que no había ocurrido en otros visionados en la misma cadena de cines que, al verse en Xpand, la estereoscopía es perfecta.

Por otro lado, hay dos cuestiones: Una es la del doblaje y otra la de los subtítulos. Ya en el primer pase, el doblaje de Avatar me pareció más que lamentable. La voz en off del protagonista no está nada acertada y la del coronel es pésima, del mismo modo que la de Sigourney Weaver. Solo me gustaron las de Neytiri y los otros Na'vis. En inglés, Sam Worthington tiene una voz con un regustillo de acento australiano magnífico, el coronel está caracterizado con un deje sureño que le ayuda muchísimo y dice aún más de un redneck como él, Sigourney está estupenda como siempre y Zoe Saldana/Neytiri está fantástica. En resumen, que nada que ver con la versión doblada.

En cuanto a los subtítulos, tenía mucho interés en verlos, pues mi gran pregunta era ¿cómo se colocarán dependiendo de la convergencia? Y, efectivamente, la misma pregunta se responde a sí misma: los subtítulos se colocan en la pantalla, dependiendo de donde se encuentre la convergencia.

Normalmente, se encuentran en la parte inferior central, como los subtítulos de toda la vida, sin embargo en determinados planos y, en el interior de un mismo plano en distintos instantes, se colocan a la izquierda, a la derecha, algo más arriba o abajo o, incluso, en el centro de la pantalla. ¿Por qué? En primer lugar, porque si colocaran el subtítulo en un lugar distinto del punto de convergencia, sería un engorro leerlo. La segunda razón es para dirigir la atención del espectador: en 3D mirar a dos puntos distintos a la vez te puede crear que no veas ni una cosa ni otra, cuando las convergencias son diferentes.

A mi me gustaron, incluso los que se colocaron en lugares poco habituales de la pantalla, ya que siempre he sido defensor de una mayor interactividad en los subtítulos. De hecho, ya se está trabajando en subtítulos que, sin ser bocadillos de cómic, se asemejen en cuanto a idea a estos, para diferentes tipos de películas. A mi me parece una gran idea que puede dar muchísimo de sí. Por otro lado, los subtítulos eran amarillos - de los cuales siempre he sido defensor - y no blancos como en la mayoría de películas, y me parecen más legibles, más chulos y, qué narices, mejores en general.

Todo esto bullía en mi cabeza en relación con el cortometraje en 3D que abordaremos en otoño, La culpa aprieta más gatillos. Estará rodado en español y, para su distribución en el extranjero, ¿qué hacer? ¿subtitular? ¿doblar?

viernes, 12 de febrero de 2010

Una verdad 48 veces por segundo

48, sí. Habéis leído bien.

Citaré partes del Cameraman de este mes (gracias a Enrique Santiago) donde James Cameron se explaya en una entrevista acerca de diversos temas del 3D, de todos, el que más quiero destacar es, precisamente, el de la velocidad de grabación.

Para empezar, yo siempre he defendido lo que él apunta a la famosa frase de Godard: que el cine no es una verdad 24 veces por segundo, sino una mentira 24 veces por segundo, porque todos sabemos que en el cine todo es mentira. Los 24 fotogramas por segundo funcionan a la perfección para el 35mm, pero no es así para el HD y menos para el 3D.

¿Por qué es tan importante la velocidad ya en rodaje? Por la proyección. Los proyectores digitales DLP que están actualmente en prácticamente todos los cines poseen un chip que puede alcanzar hasta 144 frames por segundo (fps). Actualmente, soportan 24 fps para estéreo 3D o 48 para 2D. Sin embargo, hoy día no se proyectan películas 2D a 48 fps. Si así fuera, la imagen HD en 2D sería tan clara y precisa que mejoraría el visionado en muchísimos puntos. Pero, de momento, al no existir una demanda al respecto, no se apuesta por ello.

Cameron, continúa, comentando que él ha experimentado proyecciones de 3D a 48 fps y es algo impresionante. Hay que modificar los proyectores, pero supone ganar enteros, porque sí que es cierto que, sobre todo en las panorámicas, nuestra percepción de la imagen pierde por culpa de un movimiento debido a un desfase temporal (judder). En los últimos años, la industria se ha concentrado en la resolución y el recuento de píxeles y líneas, sin tener en cuenta que, como Cameron dice:

Resolución percibida= píxeles x velocidad de sustitución

Existe tal obsesión con el 4K respecto a los proyectores, que olvidamos que una imagen 2K a 48 fps es tan nítida como una imagen 4K a 24fps y que además la aventaja en que la imagen 4K a 24 fps tendrá un movimiento no deseado en tomas panorámicas, mientras que la 2k a 48 fps se verá perfectamente.

Como siempre, hay pioneros, y en las retransmisiones de la NBA se realizaron a 60 fps (supongo que por el NTSC) para que el judder no les afectase, claro está, al ser imágenes de un deporte donde los paneos y movimientos rápidos podían estropear el show.

Para cine, sin embargo, Cameron apunta que el 48 es un "número mágico", ya que hasta para las copias en 35 resultaría sencillo imprimir unas a 24 fps para su distribución común. Además, ya lleva 15 años probando este tipo de opciones y quedó demostrado que por encima de 48 fps, el rendimiento decrece mucho.

De modo, que el formato ideal de proyección en 3D sería el 48 fps en 2K. Cameron apunta que ya le habría gustado hacer así Avatar, pero que al no poder luchar contra el sistema, planea hacerlo en Avatar II, sumando una nueva revolución: ya no la de la aceptación del público, sino la de la reconversión de la industria.