jueves, 31 de diciembre de 2009

"Avatar" y el 3D

En primer lugar, hablaré de Avatar como película en sí:

Avatar no sólo resiste un segundo visionado, sino que mejora.

Primero, las tres horas se pasan volando. Lo vuelvo a repetir: no le sobra ni un minuto.

Segundo, la historia, por muy noña o tonta que pueda parecer, te cautiva.

Tercero, las sublecturas se multiplican, no sólo a nivel narrativo, sino también claro está, visual y sonoro.

Para empezar, lo interesante de la historia es que es una historia de un hermano que supera a otro. El hermano científico, inteligente, preparado, bla bla bla, que no puede cumplir su misión, es reemplazado por un patán - perfecto Worthington - que es además un soldado palurdo y lisiado. Este tío sin esperanzas, supera sus propias limitaciones de invalidez en un cuerpo "de mentira" y logra no solo cumplir la misión que debía haber hecho su hermano, sino superarla. Por otra parte, su esfuerzo se ve recompensado finalmente, cuando su nueva "familia" le recompensa con un cuerpo sin problemas de invalidez y dónde él no es un memo - como le consideran unos y otros en el mundo humano - sino que es además un héroe.

Además, este personaje encuentra el amor. Sí, el amor a la chica indígena, pero que no es más que el amor global a la selva, a ese paraíso. Porque lo interesante de estos bichos azules es el modo en que conectan con su entorno. Yo los veo como indios del Amazonas, gente que sigue en permanente contacto con lo que le rodea: que saben interpretar las señales de la naturaleza, el comportamiento de los animales y saben extraer y devolver de todo en esa red gigante. Para los locos de "la nueva carne" también Avatar tiene mucho que decir - seguro que Cronenberg se frota las manos con esos pelillos que les salen de las coletas - porque su existencia es en una red global, en la que animales y plantan pueden conectar a un nivel físico.

Ya lo he dicho con anterioridad, que para mi si todo fuera imagen real me gustaría mucho más. Sin embargo, he de reconcoer que si fuera así, la película estaría limitadísima, porque lo que cuenta y cómo lo cuenta es tan impresionante que solo puede hacerse con esta imagen sintética. Pero veo la historia de la deforestación del Amazonas en el trasfondo. Con estos tiempos en que incluso los premios Nobel de la Paz no llegan a ningún acuerdo real en Copenague, el salvajismo que aplicamos - sí, nos incluyo a todos, porque es lo que tiene vivir en una aldea global - a ese entorno natural, tiene para nosotros consecuencias tan nefastas como para los Na'vi.


Y ahora, 3D:

Afirmo con total rotundidad que, efectivamente, Avatar ha revolucionado el cine. Primero, porque ha logrado el mayor de sus objetivos: que la gente vaya al cine a ver 3D. ¡A ver una película en 3D de tres horas! Y además, ha logrado que el 98% de los espectadores respondan afirmativamente a la pregunta de si les ha gustado. Y además de todo eso, ha conseguido que la gente hable de la película en sí, es decir, que nadie cuestione el 3D. Por tanto, afirmo con tal firmeza su revolución, porque lo que Avatar ha conseguido es normalizar el 3D, hasta el punto de que no solo las salas estén llenas y en dos semanas haya recaudado casi el doble de su presupuesto, sino que ha permitido que la gente no piense en el 3D, simplemente lo acepte.

Algunos detractores de Avatar comentan que no encuentran nada en la estereoscopía de la película. Precisamente es ahí donde se encuentra su valor y su revolución para el lenguaje cinematográfico. Estereocópicamente hablando, Avatar posee un estilo invisible que ninguna película hasta la fecha - éxceptuando U2-3D - había logrado. Hay momentos, sobre todo en la parte de imagen real, en la que puedes identificar muy claramente la planificación, sin embargo en toda la parte de animación es imposible. No es uno capaz de, a posteriori, pensar en los planos que ha visto, por ejemplo, durante el vuelo de los ikran. ¿Por qué? Porque el recuerdo que queda es como un recuerdo vivido: no podemos separar fácilmente las imágenes.

La verdadera aportación de Avatar al 3D es que el 3D se ve de un modo invisible. Sería erróneo decir que pasa desapercibido, sin embargo sí es acertado decir que se nos muestra de un modo incosciente. No abusa de cosas y bichos sobresaliendo de la pantalla, eso es para los parques de atracciones, porque Cameron bien sabe que los fundamentos de la estereocopía se basan en la profundidad, y es por medio de esta profundidad, por la que consigue que en el minuto 5 ya estés dentro de la historia. Que cuando, al hombro, se nos hace bajar de la nave a tierra, ya nos sumerjamos para el resto del metraje.

Avatar no tiene nada que ver con precendentes de importancia tecnológica como puedan ser El señor de los anillos o la propia Titanic, las supera, las pasa a años luz: en tecnología, en lenguaje cinematográfico, en emoción, en conexión emocional... Sin poseer la mitología y la enjundia de La guerra de las galaxias, Avatar está más cerca de ésta última que de productos insulsos como las dos anteriormente mencionadas. Y esto porque consigue poner ya no en una pantalla, sino en nuestro recuerdo, una experiencia vivida: igual que la de los chavales que pensaron que estaban en el espacio cuando Luke Skywalker pilotaba su nave.


Formatos de 3D:

Por otra parte, he de decir que vimos la película por vez primera en un sistema activo Xpand y esta segunda es un pasivo Real-D, cada uno con sus ventajas e inconvenientes.

He dejar claro que una cosa es la filosofía del formato, es decir, activo/pasivo y otra cuestión es la marca que lo fabrique y comercialice. Yo soy más partidario - genéricamente - de los sistemas pasivos: principalmente, porque las gafas son más ligeras y baratas. Sin embargo, para proyecciones controladas dentro de un cine, he de decir que un sistema activo es una opción más que válida. El Xpand tiene el inconveniente de tener unas gafas pesadas - a pesar de que han mejorado - así como la incomodidad de que las gafas estén rotas, bajas de batería o simplemente estropeadas. A esto, debemos sumarle el mayor contraste que ofrece este sistema. Pero a cambio, obtenemos una nitidez y una claridad en la estereoscopía que no existe en otro sistema. Por su lado, el Real-D nos ofrece una mayor versatilidad, las gafas cansan mucho menos y la luminancia es mayor, sin embargo el mayor problema que tiene es el ghosting. Para quien no esté familiarizado con este término, es el que indica ese efecto "de fantasma" que se da en ciertas imágenes estereocópicas, en las que se hace muy visible la doble imagen y por tanto se pierde la sensación de relieve. En el primer visionado, como ocurre con Xpand, no se ve ghosting en ningún momento. Sin embago, he de decir que ayer, visionando Avatar con Real-D sí que vi ghosting, prácticamente en cada plano, sobre todo cuanto más en los laterales de la pantalla mirase y menos en el centro.

Poco a poco estos problemas irán evolucionando y mejorando y, en buena medida, se lo deberemos a Avatar, pues debemos considerarla la película más importante de la década y la primera película del siglo XXI, ya que ha traído de un modo tan normal, que no nos ha costado aceptarlo, el 3D a nuestras vidas.

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